El papa Francisco ofreció su última aparición pública el pasado Domingo de Resurrección, durante la tradicional Misa de Pascua celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El pontífice, visiblemente frágil pero sereno, se presentó ante miles de fieles para impartir la bendición “Urbi et Orbi”, uno de los momentos más solemnes del calendario litúrgico.
En silla de ruedas y sin las cánulas de oxígeno que solía utilizar, Jorge Mario Bergoglio alzó la voz por la paz y la libertad religiosa.
Bendición final desde el corazón de Roma
A pesar de su delicado estado de salud, el papa Francisco cumplió con el compromiso de presidir la liturgia del Domingo de Pascua, el 20 de abril de 2025.
Desde el icónico balcón central de la Basílica de San Pedro, dirigió un mensaje esperanzador que ahora se recuerda como sus últimas palabras en público.
Durante la bendición “Urbi et Orbi”, clamó por la defensa de la libertad religiosa como base esencial para lograr la paz global.
Mensaje marcado por la paz y la justicia
En su homilía, el papa Francisco denunció la persecución de personas por su fe y pidió respeto a los derechos fundamentales.
Habló con firmeza sobre los conflictos armados que afectan a millones en distintas regiones del mundo, y apeló a la comunidad internacional a poner fin al sufrimiento de los inocentes.
Sus palabras, profundas y pausadas, resonaron como un llamado al entendimiento y la reconciliación entre los pueblos.
La despedida de un líder espiritual
Horas después de esta aparición, el estado de salud del pontífice se deterioró rápidamente.
El Vaticano confirmó su fallecimiento la mañana del lunes 21 de abril, a los 88 años, mediante un comunicado oficial difundido por sus canales institucionales.
La noticia conmocionó al mundo, marcando el fin de un papado que se destacó por su enfoque humanista y progresista.
Un último gesto de fe y compromiso
La presencia del papa en la Misa de Pascua fue un acto de profundo simbolismo, especialmente por las dificultades físicas que enfrentaba.
Al negarse a cancelar su participación, Francisco demostró hasta el final su vocación de servicio y cercanía con los fieles.
Fue un testimonio visible de entrega y devoción, que ha sido valorado por creyentes y no creyentes por igual.
Legado de un pontífice transformador
El papa Francisco pasará a la historia como un reformador que buscó acercar la Iglesia a las realidades sociales contemporáneas.
Su última bendición pública no solo fue un acto litúrgico, sino también un poderoso mensaje de unidad, paz y compasión.
Fue coherente con todo su papado: inclusivo, humano y profundamente espiritual.
Recordado con amor y respeto en todo el mundo
Millones de fieles, líderes religiosos y representantes políticos han expresado sus condolencias y admiración por su legado.
Desde América Latina hasta Asia, su figura sigue siendo un símbolo de esperanza, sencillez y compromiso con los más vulnerables.
Sus palabras del Domingo de Pascua ya se graban en la historia como su despedida más sincera y significativa.
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