Dary Terrero
En 1961, un grupo de dominicanos organizó un plan para eliminar a Rafael Leónidas Trujillo.
Entre los conspiradores estaba Miguel Ángel Bissié Romero, un herrero de origen navarro que emigró a la República Dominicana en 1957.
Su conocimiento en metalurgia y su relación con Antonio de la Maza lo involucraron en la conspiración.
La conspiración toma forma
Los involucrados planearon emboscar a Trujillo mientras visitaba a una amante.
La idea era ejecutar el atentado en silencio, aunque sabían que podían generarse consecuencias colaterales. Para ello, cada uno tenía un rol clave dentro de la operación.
Preparativos y riesgos asumidos
Bissié tuvo la tarea de modificar y esconder las armas. Durante días, las mantuvo ocultas bajo su cama hasta que las trasladó al punto de encuentro.
También aportó uno de los vehículos utilizados en la emboscada y resguardó a la familia de Antonio de la Maza, quien fue el encargado de dispararle al dictador.
Motivos de los conspiradores
Cada participante tenía razones personales para unirse a la causa.
Algunos buscaban justicia por familiares asesinados, como Antonio de la Maza, cuyo hermano Octavio fue ejecutado por órdenes del régimen.
Otros habían sido víctimas de humillaciones o persecuciones políticas.
El desenlace del plan
El 30 de mayo de 1961, el grupo ejecutó el atentado y logró asesinar a Trujillo. Sin embargo, el camino hacia la democracia no fue inmediato.
Bissié fue arrestado y sometido a torturas, pero sobrevivió y fue testigo de la transición política en el país.
Legado de Miguel Ángel Bissié
Décadas después, su historia sigue siendo recordada. Tras su fallecimiento el 4 de enero de 2025, recibió homenajes en la República Dominicana y en su natal Navarra.
Su valentía lo convirtió en símbolo de la lucha por la libertad.
El atentado contra Trujillo durante una de sus visitas a su amante fue una muestra de la determinación de un grupo de dominicanos que arriesgó todo para acabar con la dictadura.
La participación de figuras como Miguel Ángel Bissié evidenció el sacrificio necesario para lograr el cambio.
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