El nuevo pontífice pronunció esta mañana su primer discurso ante el Colegio Cardenalicio, delineando las prioridades de su pontificado con un enfoque marcado por los desafíos de la inteligencia artificial y la justicia social.
Durante su intervención, el Papa León XIV evocó el legado de dos figuras claves en la historia de la Iglesia: el Papa Francisco y el Papa León XIII, reafirmando su compromiso con una Iglesia que escuche, dialogue y actúe en favor de la dignidad humana.
Una Iglesia atenta a los retos del mundo moderno
El Santo Padre instó a los cardenales a no temer a los cambios tecnológicos, sino a enfrentarlos con sabiduría y discernimiento.
“La inteligencia artificial no debe ser un instrumento de dominación, sino una herramienta al servicio del bien común”, afirmó con énfasis.
En ese sentido, León XIV subrayó que el desarrollo tecnológico debe estar al servicio del ser humano, no al revés.
Invitó a los líderes eclesiásticos a mantener una postura activa frente al avance digital, especialmente en temas como la privacidad, el trabajo y la ética.
Herencia de dos papas reformistas
El nuevo sucesor de Pedro hizo referencia a las reformas iniciadas por el Papa Francisco, especialmente en cuanto a la descentralización de la Iglesia y la sinodalidad, que continuará promoviendo como ejes de una Iglesia más abierta, participativa y comprometida con los pobres.
Al mismo tiempo, evocó al Papa León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum, reconociendo su visión adelantada sobre la justicia social y el papel de la Iglesia ante las desigualdades del sistema económico.
“Hoy, como entonces, estamos llamados a levantar la voz por los trabajadores, los excluidos y los olvidados”, expresó.
Camino de diálogo, ciencia y espiritualidad
El Papa León XIV advirtió sobre los riesgos de una “tecnología sin alma” que desplace al ser humano del centro de la historia.
Propuso una alianza renovada entre fe, ciencia y ética, abriendo el camino a nuevos espacios de diálogo entre creyentes y no creyentes.
Concluyó su mensaje pidiendo oración y unidad dentro de la Iglesia.
“El mundo espera de nosotros no sólo palabras, sino acciones. Que cada decisión nuestra refleje la luz de Cristo, aún en tiempos inciertos.”
Su discurso ha sido bien recibido por diversos sectores, marcando un inicio de pontificado con tono pastoral, contemporáneo y profundamente humano.
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