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Una comunidad entera se encuentra consternada por el fallecimiento de un menor de apenas 13 años en el municipio de San Francisco de Macorís, al nordeste de la República Dominicana.
El adolescente, cuyo nombre se reserva por respeto a su familia, fue encontrado sin vida en su residencia. Las autoridades investigan el caso como un aparente suicidio.
La noticia ha generado un fuerte impacto social y ha reavivado el debate sobre la salud mental infantil
La abuela del menor, con lágrimas en los ojos, habló con medios locales sobre lo ocurrido. Según sus palabras, el niño venía enfrentando una situación emocional compleja desde hacía meses.
“Era un niño bueno, pero se sentía muy solo. Me decía que a veces no quería ir al colegio, que se burlaban de él. Yo trataba de apoyarlo, pero no pensé que haría algo así”, expresó la mujer con evidente dolor.
La familia asegura que no había señales claras de que el joven estuviera en riesgo. Sin embargo, reconocen que sufría por la falta de atención emocional y el acoso escolar, dos factores que suelen ser determinantes en casos de salud mental en menores
De acuerdo con expertos, el suicidio infantil es un fenómeno alarmante que ha aumentado en la región durante los últimos años. En muchos casos, el bullying escolar, la presión social y el uso desmedido de redes sociales actúan como detonantes.
San Francisco de Macorís no es ajeno a esta realidad. Aunque es una ciudad con gran dinamismo económico y cultural, también enfrenta retos importantes en cuanto al acceso a servicios de salud mental.
Vecinos del sector donde vivía el menor afirman que era tranquilo y reservado. “Siempre lo veíamos pasar para la escuela, saludaba en silencio. Nunca pensamos que algo así pudiera ocurrir”, comentó una residente de la zona.
Organizaciones comunitarias señalan que hace falta mayor inversión en programas de apoyo emocional para niños y adolescentes. También reclaman campañas educativas sobre prevención del suicidio y capacitación a padres y docentes para identificar señales de alerta.
“El sistema educativo debe incorporar herramientas para acompañar emocionalmente a los estudiantes. No podemos seguir ignorando que hay menores que sufren en silencio”, sostuvo un psicólogo local consultado tras la tragedia.
La salud mental infantil sigue siendo un tema subestimado en muchas comunidades, donde la falta de recursos y el estigma impiden que los jóvenes reciban la ayuda que necesitan a tiempo.
Tras lo ocurrido, familiares del niño pidieron respeto por su dolor, pero también alzaron la voz para que lo sucedido no quede en el olvido. “Queremos que este caso sirva para que se tomen medidas. Ninguna familia debería pasar por esto”, dijo la abuela en medio del duelo.
El velatorio se realizó en la residencia de la familia, en medio de un ambiente de profunda tristeza. Decenas de vecinos acudieron a brindar su apoyo y expresar su solidaridad.
La tragedia en San Francisco de Macorís debe ser un llamado de atención para las autoridades, las escuelas y la sociedad en general. Es urgente actuar frente a una realidad que, lamentablemente, cobra vidas jóvenes antes de tiempo.
Dary Terrero
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