El empresario Elon Musk y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han roto públicamente su relación de amistad y colaboración, desatando una disputa en redes sociales que ha dejado en evidencia tensiones políticas profundas entre ambos.
La polémica estalló días después de que Musk anunciara su salida del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), donde se desempeñaba como asesor especial del mandatario.
Su salida marcó el inicio de un intercambio de declaraciones críticas y reproches mutuos.

De asesor a crítico
Musk había agradecido a Trump por la oportunidad de servir en su administración, destacando que su rol era temporal.
En ese momento, dejó abierta la posibilidad de seguir siendo amigo y colaborador informal del presidente.
Sin embargo, poco después, el dueño de Tesla lanzó duras críticas al plan fiscal presentado por Trump, calificándolo como una “abominación repugnante”.
Consideró que dicha propuesta incrementaría de forma alarmante el déficit nacional, llevando la deuda a niveles insostenibles para la economía estadounidense.
Musk fue más allá, acusando a los legisladores republicanos que apoyaron el plan en la Cámara de Representantes de cometer un error que podría afectar gravemente a las futuras generaciones de estadounidenses.
Trump responde molesto
Desde la Casa Blanca, Trump no tardó en reaccionar. Visiblemente molesto, dijo sentirse “muy decepcionado” por la postura adoptada por Elon Musk, quien —según el presidente— conocía perfectamente los detalles del proyecto fiscal mientras formaba parte de su equipo.
“Me sorprende porque él sabía mejor que nadie lo que contenía esa ley. Nunca se quejó antes de irse. Lo ayudé mucho y no esperaba esta reacción”, expresó el presidente durante una comparecencia en el Despacho Oval.
A pesar del desencuentro, Trump reconoció que Musk hizo un buen trabajo durante su gestión, aunque insinuó que su salida estuvo motivada por diferencias personales más que técnicas.
Una pelea de alto perfil
El cruce de declaraciones entre ambas figuras ha captado la atención internacional.
Elon Musk, una de las voces más influyentes del mundo tecnológico y financiero, se distanció abiertamente de un líder con quien había construido una relación estrecha.
La disputa pone fin a una etapa en la que el empresario tuvo acceso directo a decisiones claves de la administración.
También marca un giro en la narrativa política de Trump, quien pierde a uno de sus asesores más mediáticos y disruptivos.
Aunque algunos analistas ven este enfrentamiento como una diferencia de criterios normal entre figuras públicas, otros consideran que podría tener implicaciones de fondo, especialmente en el rumbo económico que adopte Estados Unidos de cara a los próximos meses.
No hay reconciliación a la vista
Musk ha insistido en que su crítica no es personal, sino técnica, y busca alertar sobre los riesgos de una expansión del gasto público sin respaldo fiscal. Trump, por su parte, lo acusa de oportunismo y de haber actuado con doble discurso.
Hasta el momento, ninguna de las partes ha dado señales de reconciliación. El debate continúa en X (antes Twitter), donde ambos intercambian indirectas y justifican sus posiciones ante millones de seguidores.
La relación Musk-Trump, que en su momento fue símbolo de colaboración entre la política y la innovación, ahora se ha transformado en un nuevo campo de batalla digital, con potenciales repercusiones en el escenario electoral y empresarial estadounidense.
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