El parque vehicular de motocicletas continúa su ascenso en República Dominicana. Cada año, miles de nuevas unidades se integran a las calles, lo que refleja un crecimiento sostenido y acelerado.
Según cifras oficiales, al mes de marzo de 2025, el país ya contaba con 3,587,028 motocicletas registradas. Este número, revelado por la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), pone en evidencia una realidad alarmante: la cantidad de motocicletas supera ampliamente al número de personas habilitadas para conducirlas legalmente.
Aumento constante del parque vehicular
Durante la última década, las motocicletas se han convertido en el medio de transporte preferido por muchos ciudadanos. Su bajo costo, facilidad de acceso y movilidad eficiente en zonas urbanas han impulsado este fenómeno.
Sin embargo, este crecimiento no siempre va de la mano con la regulación. El desfase entre motocicletas en circulación y conductores autorizados genera preocupación entre las autoridades.
Riesgos para la seguridad vial
El hecho de que muchas motocicletas estén en manos de personas sin licencia adecuada pone en riesgo la seguridad de todos los usuarios de la vía pública. Accidentes, imprudencias y falta de conocimiento de las normas de tránsito son problemas frecuentes.
La falta de educación vial y control estricto agrava la situación. La mayoría de los siniestros en calles y carreteras involucran a este tipo de vehículo motorizado, lo que refleja la urgencia de tomar medidas.
Falta de regulación y control
Aunque existen programas de educación vial y campañas para el registro de motocicletas, muchos conductores siguen circulando sin cumplir con los requisitos mínimos legales. El crecimiento del parque vehicular de motocicletas supera la capacidad de fiscalización.
Las zonas rurales y los barrios de alta densidad urbana presentan los mayores retos. Allí, la informalidad domina el uso de estos vehículos, dificultando el control por parte de las autoridades.
Impacto económico y social
Las motocicletas también tienen un rol económico importante. Muchas personas las utilizan como herramienta de trabajo, ya sea para transporte personal, delivery o mensajería. Esta utilidad, sin embargo, no justifica el desorden que representa el crecimiento descontrolado del parque vehicular de motocicletas.
El costo social de los accidentes, las pérdidas humanas y materiales, así como la congestión del sistema de salud, son consecuencias directas de esta problemática.
Necesidad de políticas integrales
Expertos en movilidad urbana recomiendan implementar políticas públicas que integren educación, regulación y fiscalización. Estas medidas deben ir acompañadas de incentivos para la formalización y programas de formación para motociclistas.
Un enfoque integral permitiría aprovechar las ventajas que ofrecen estos vehículos motorizados sin comprometer la seguridad colectiva.
Llamado a la conciencia ciudadana
Más allá de las acciones gubernamentales, es esencial que los ciudadanos asuman responsabilidad en el uso correcto de las motocicletas. Obtener la licencia, respetar las normas y usar el equipo de protección adecuado son pasos fundamentales.
El crecimiento del parque vehicular de motocicletas no tiene por qué traducirse en caos vial. Con compromiso y educación, puede convertirse en una oportunidad para mejorar la movilidad urbana.
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