Dary Terrero
El Papa Francisco atravesó una grave crisis de salud que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días debido a una infección respiratoria que evolucionó a neumonía bilateral.
Durante este período, su equipo médico enfrentó momentos críticos que pusieron en riesgo la vida del pontífice.
Episodio crítico durante la hospitalización del Papa
El 28 de febrero, el Papa sufrió un broncoespasmo severo, considerado el punto más crítico de su internamiento.
Este evento obligó a los médicos a tomar decisiones urgentes sobre su tratamiento.
A pesar de la gravedad, lograron estabilizarlo, evitando un desenlace fatal.
Celebración de su aniversario en el hospital
A pesar de su delicada condición, el 13 de marzo, el Papa celebró su 12º aniversario como líder de la Iglesia Católica desde el hospital.
Aunque ya no estaba en estado crítico, continuaba necesitando asistencia respiratoria mediante una cánula nasal durante el día y una mascarilla por la noche.
Durante esta jornada, siguió con su tratamiento y fisioterapia, además de participar a distancia en los ejercicios espirituales de Cuaresma realizados en el Vaticano.
Progresiva recuperación y alta médica
Con el paso de los días, la salud del Papa mostró una leve mejoría.
Aunque seguía requiriendo terapia con altos flujos, no presentó nuevas crisis significativas.
Finalmente, tras cinco semanas de hospitalización, fue dado de alta y regresó al Vaticano, donde fue recibido con alegría por los fieles.
Reflexiones sobre la salud del papa
Este episodio ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del Papa Francisco y ha generado reflexiones sobre la importancia de su salud en el liderazgo de la Iglesia Católica.
La comunidad internacional ha seguido de cerca su evolución, mostrando preocupación y solidaridad durante su convalecencia.
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