Dary Terrero
Un joven raso de la Policía Nacional fue asesinado de varios disparos la madrugada de este domingo en el sector El Café de Herrera, en Santo Domingo Oeste, en un hecho que ha estremecido a la comunidad y ha dejado destrozada a su familia.
La víctima fue identificada como Samuel Quezada Montero, de 23 años, quien fue interceptado por dos hombres armados cuando salió brevemente a comprar comida, luego de compartir con amigos.
El hecho ocurrió alrededor de las 3:00 a.m., según confirmaron las autoridades policiales.
De acuerdo con el testimonio de su hermano, Joselin Pérez Montero, los atacantes eran conocidos en el sector y le propinaron seis disparos.
Tras el crimen, se llevaron su arma de reglamento y emprendieron la huida.
Vecinos aseguran que se originó por una discusión con el raso
Los residentes de El Café relataron que el incidente violento se desencadenó por una discusión entre la víctima, un individuo en aparente estado de embriaguez y un tercero que intentaba mediar.
Una mujer de la comunidad, visiblemente afectada, aseguró que Samuel era un joven tranquilo, querido por los niños y por sus vecinos. “Él parecía un niño, siempre estaba jugando con los muchachos. No se metía con nadie. Tenían algún rencor con él”, expresó.
El joven raso llevaba cuatro años en las filas de la Policía Nacional y residía en la calle Respaldo 23 del mismo sector donde fue asesinado.
Según sus allegados, soñaba con avanzar en su carrera y aportar a la tranquilidad de su comunidad.
Un sospechoso se entregó a las autoridades
La Policía Nacional informó que uno de los presuntos responsables del homicidio se entregó voluntariamente. Se trata de Geraldo Montero Montero, de 38 años, señalado como el principal autor del crimen.
El reporte oficial indica que se trató de un conflicto social, aunque los familiares del raso Samuel consideran que existía una intención directa contra su vida.
Piden que la investigación sea exhaustiva y que no se descarte la participación de más personas.
Los agentes actuantes levantaron el cuerpo tras el aviso de los vecinos, y lo trasladaron al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), donde permanecía la familia del joven, a la espera de los trámites correspondientes.
Familia exige justicia y condena la violencia
Totalmente devastada, la familia exige que el caso no quede impune y que se aplique todo el peso de la ley a los responsables.
Afirman que Samuel fue víctima de una emboscada y que su vida fue apagada sin motivo alguno.
La madre del raso no encontraba consuelo. Entre llantos, repetía que su hijo “era un muchacho bueno, que no se metía con nadie”.
Su padre, por su parte, pidió justicia con voz entrecortada, y que el caso no sea olvidado por las autoridades.
Compañeros de la institución y vecinos del barrio han manifestado su consternación por la muerte del agente.
Consideran que se necesita mayor seguridad en la zona, así como acciones concretas para prevenir hechos de violencia entre comunitarios.
Claman mayor presencia policial en la zona
La comunidad de El Café ha pedido a la Policía Nacional aumentar la vigilancia en el área, donde aseguran que los conflictos sociales están aumentando. Lamentan que ni siquiera los agentes están a salvo, como lo demuestra el asesinato de Samuel Quezada.
El crimen ha revivido el debate sobre la inseguridad y el respeto a la vida en los barrios populares.
Organizaciones comunitarias exigen que se refuercen las medidas preventivas, y que se promuevan actividades que fomenten la convivencia pacífica.
Samuel Quezada Montero será recordado como un joven con vocación de servicio, que perdió la vida en un momento de descuido, víctima de la violencia que todavía golpea con fuerza muchos sectores del Gran Santo Domingo.
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