El Departamento de Defensa de los Estados Unidos elevó el nivel de alerta este sábado para unidades de marines, en medio de un clima de creciente tensión en la ciudad de Los Ángeles, donde continúan las protestas tras las redadas migratorias ejecutadas por el ICE.
La decisión fue confirmada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien instruyó medidas de preparación ante posibles disturbios masivos.
Las movilizaciones ciudadanas, que se intensificaron durante el segundo día consecutivo de redadas, han provocado enfrentamientos con las fuerzas del orden.
En respuesta, la Casa Blanca anunció el despliegue inmediato de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional en puntos estratégicos del condado de Los Ángeles, para reforzar el control del orden público.
Operaciones migratorias provocan reacción en cadena
Las redadas ejecutadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han encendido una ola de rechazo en sectores sociales, defensores de derechos humanos y comunidades migrantes.
Durante los operativos, decenas de personas fueron detenidas por presuntas infracciones migratorias, lo que desató protestas que rápidamente escalaron en violencia.
Los enfrentamientos registrados incluyeron el uso de gas lacrimógeno, proyectiles de goma y detenciones de manifestantes, en su mayoría jóvenes y miembros de organizaciones comunitarias.
Los videos difundidos en redes sociales muestran escenas de caos y represión, lo que ha provocado condenas desde diversas partes del país.
Militares listos ante posible intervención directa
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró que los marines han sido colocados en un estado de alerta máxima para actuar en caso de que las autoridades locales y la Guardia Nacional se vean rebasadas.
Aunque aún no se ha ordenado su despliegue activo, fuentes del Pentágono confirmaron que las unidades ya se encuentran acuarteladas y listas para ser movilizadas si la situación escala.
Por su parte, altos funcionarios de la administración de Donald Trump justificaron las acciones como parte del reforzamiento de la seguridad fronteriza y el cumplimiento de las leyes migratorias.
Sin embargo, organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros han solicitado una revisión de los métodos empleados.
Clima de miedo e incertidumbre en comunidades migrantes
En barrios como East LA, Compton y Boyle Heights, se reportan episodios de pánico y desalojo voluntario ante el temor de nuevas incursiones del ICE.
Las líneas de ayuda a migrantes han recibido cientos de llamadas solicitando información, asistencia legal o refugio temporal.
La presencia militar en las calles no solo ha elevado la percepción de inseguridad, sino que también ha encendido un debate nacional sobre el uso de las fuerzas armadas en conflictos internos.
Grupos defensores de derechos civiles advirtieron sobre el riesgo de militarización de los procedimientos migratorios, calificando la situación como una “crisis humanitaria fabricada”.
Crecen las voces críticas contra la Casa Blanca
Desde el Congreso, algunos legisladores han comenzado a exigir una audiencia especial para evaluar la legalidad y proporcionalidad del uso de fuerza en las redadas.
Líderes comunitarios exigen transparencia y garantías legales para los detenidos, además de un alto inmediato a las acciones del ICE mientras se investiga el impacto en derechos fundamentales.
A pesar de las críticas, la Casa Blanca aseguró que no dará marcha atrás en su política migratoria y que todas las agencias federales permanecerán en “modo operativo completo” en Los Ángeles hasta nuevo aviso.
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