Un estudio ordenado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) ha revelado una tendencia alarmante en la percepción pública de la corrupción en República Dominicana.
A pesar del cambio de gobierno en 2020, que inicialmente renovó la confianza en el sistema político, la tolerancia a prácticas corruptas ha aumentado significativamente.
La Encuesta de Cultura Democrática (ECD) muestra que el porcentaje de personas dispuestas a «tolerar cierto grado de corrupción si se resuelven los problemas» creció del 48.3 % en abril de 2022 al 50.9 % en abril de 2023. Este incremento sugiere una peligrosa normalización de la corrupción en la sociedad dominicana.
Factores socioeconómicos influyen en esta tolerancia. La encuesta revela que las personas con menor nivel educativo y menores ingresos tienden a ser más permisivas con la corrupción si perciben que sus necesidades son atendidas. Por ejemplo, el 52.2 % de quienes solo cursaron estudios primarios justificarían prácticas corruptas si se resuelven problemas.
La tolerancia hacia estas actividades muestra altos niveles de flexibilidad, según la investigación. Aunque se trata de una situación que no debería tener asidero en sociedades democráticas, la corrupción puede ser soportada si se cumplen ciertas condiciones.
La cantidad de personas que “podría tolerar cierto grado de corrupción si se resuelven los problemas”, pasó del 48.3 % en abril de 2022 al 50.9 % en abril de 2023. Para noviembre de 2022, todavía la mayoría se decantaba por repudiar esta idea, sin embargo, en los siguientes cinco meses el resultado cambió.
La Presidencia: en la que más confían
En contraposición a esta realidad, la Presidencia representa la institución en la que más confían los dominicanos.
Para un total de 10 instituciones políticas, los resultados constatan la baja confianza en las instancias democráticas nacionales, a excepción del presidente de la República, quien cuenta con más de un tercio de la ciudadanía confiando “mucho” o “algo” en su trabajo.
Población justifica el clientelismo
El clientelismo se encuentra en ascenso desde 2021 en República Dominicana, de acuerdo a los datos del Instituto de Democracia de las Américas (V-Dem), una problemática que también se distingue en los resultados de la ECD.
La mayoría de personas respalda o normaliza las actividades clientelares. Por ejemplo, al preguntar: “si un familiar o amigo cercano gana un cargo político, ¿debería ayudarle a conseguir empleo en el gobierno o un contrato público?”, el 66.6 % estuvo de acuerdo.
En esa línea, el 80. 4 % favorece que sí se le otorgue un empleo o contrato público si trabajó en la campaña política del ganador de un cargo de elección popular.
El clientelismo también tiene un impacto significativo en las elecciones. Las respuestas de esta encuesta nacional indican que casi la mitad de la población se siente comprometida con los políticos que les ayudan económicamente.
“En tercer lugar, comprobamos cómo el 47.8 % de las personas encuestadas plantea que se sentiría obligada a votar en las próximas elecciones por un político que le dé una ayuda económica o le haga un favor importante a ellas o a un familiar… El que cerca de la mitad de la población vincule su voto a las ayudas que reciba de forma particularizada limita también el debate programático o de valores que se presupone en el sistema democrático”, reza el informe.
El estudio señala que esta situación genera un círculo vicioso clientelar entre los gobernantes y la ciudadanía, además de que “es función del gobierno romperlo para convertir los favores en derechos, mejorar la calidad de los y las empleadas públicas y asegurar un acceso igualitario a los servicios del estado independientemente de la adscripción política”.
Discriminación y desigualdad latentes
La sociedad dominicana ha ganado mucho terreno en términos de igualdad, no obstante, todavía existen grandes brechas para diversos sectores.
Aunque se crea que las mujeres tienen las mismas oportunidades para participar en la política, al 53.7 % de los dominicanos les inspira más confianza un hombre para darle su voto.
La opción de ambos por igual (que sería la respuesta menos prejuiciada) solo obtuvo 15 % de apoyo.
Si se indaga la aprobación del derecho de las minorías a postularse a un cargo público, se encuentran niveles de desaprobación del 83.8 % para una persona atea, 59.3 % para un dominicano o dominicana de ascendencia haitiana y un 52.4 % para homosexuales.
La participación política aumenta
La ECD muestra resultados muy favorables en términos de democracia y de participación de la ciudadanía en actividades políticas.
A diferencia de la tendencia global al declive en la membresía partidaria, el 22.7 % de la ciudadanía en la República Dominicana declara ser miembro de un partido político.
Asimismo, el 57.1 % expresó que la democracia es siempre preferible a otras formas de gobierno. Aunque es la mayoría, el 32.7 % es indiferente al sistema que impere o preferiría una estructura antidemocrática bajo ciertas condiciones.
Las preocupaciones más importantes de los consultados en estos temas fue el imperio de la ley y la igualdad social.
Dominicanos no confían entre sí
Solo tres de cada 10 dominicanos pueden decir que confían algo o mucho en la gente. El levantamiento del Mepyd vislumbra que, en promedio, el 68.9 % cree que son poco o nada confiables la mayoría de las personas.
En su informe sobre corrupción, la institución plantea la necesidad de revertir estos indicadores ya que “las sociedades donde la confianza interpersonal se encuentra generalizada, alcanzan un alto grado de compromiso y cohesión social, producto de la expansión de normas informales que favorecen la producción de bienes públicos”.