Tras el bombardeo lanzado por Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, el gobierno de Teherán calificó la acción como una grave violación al derecho internacional.
El régimen dejó claro que se reserva el derecho de defender su soberanía por cualquier vía.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, condenó el ataque y afirmó que esta ofensiva no quedará sin respuesta.
“Tendrá consecuencias duraderas”, advirtió con firmeza al referirse a la operación militar ejecutada por el expresidente Donald Trump.
Irán invoca Carta de la ONU y el TNP
El canciller iraní calificó la acción militar como una “violación grave” tanto de la Carta de las Naciones Unidas como del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), del cual Irán es firmante.
Aseguró que el ataque afecta el equilibrio estratégico en la región y sienta un precedente peligroso para la paz global.
Araghchi denunció además que las instalaciones afectadas eran parte del programa nuclear con fines pacíficos, bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y que su destrucción representa una agresión injustificada.
Se reserva el derecho a responder
El vocero del régimen iraní reiteró que su país no permitirá ataques impunes contra su soberanía ni su integridad territorial.
“Nos reservamos todas las opciones para responder a esta violación”, indicó, sin especificar si habrá una respuesta militar directa.
Aunque Irán ha mostrado capacidad de represalia en el pasado, no ha detallado el curso de acción que tomará.
Sin embargo, ya se han registrado movilizaciones de unidades militares en zonas estratégicas del país, lo que aumenta la tensión regional.
Condena internacional crece
Varias naciones se han pronunciado tras los bombardeos, expresando preocupación por una posible escalada bélica.
Países como Rusia, China y Turquía calificaron la operación como “imprudente” y llamaron a retomar la vía diplomática para resolver el conflicto nuclear.
La Unión Europea también expresó su inquietud por el incremento del riesgo en la región del Golfo Pérsico, instando a Estados Unidos a actuar con responsabilidad y apego al multilateralismo.
Estados Unidos defiende la operación
Por su parte, funcionarios estadounidenses aseguran que el ataque destruyó infraestructura clave para el desarrollo nuclear iraní.
Según el Departamento de Defensa, la acción se llevó a cabo con precisión quirúrgica, minimizando los daños colaterales y con base en informes de inteligencia.
El expresidente Donald Trump, quien ordenó la operación, no ha ofrecido declaraciones formales, pero aliados cercanos aseguran que la intención fue disuadir futuras acciones nucleares de Teherán.
El mundo pendiente de la próxima movida
La comunidad internacional observa con atención lo que podría convertirse en una nueva fase de inestabilidad en Medio Oriente.
Mientras Irán evalúa su respuesta, el Consejo de Seguridad de la ONU se prepara para debatir la crisis en una sesión extraordinaria convocada por miembros no permanentes.
En tanto, se espera que el Organismo Internacional de Energía Atómica emita un informe detallado sobre el impacto real del ataque a las plantas de Natanz, Isfahán y Fordo, donde se desarrollaban proyectos vinculados al enriquecimiento de uranio.
La advertencia de Irán deja claro que el conflicto no ha terminado. La incertidumbre crece y el mundo observa expectante si las “consecuencias duraderas” se traducirán en represalias directas o en una ofensiva diplomática.
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