El presidente del Instituto Duartiano, Wilson Gómez Ramírez, pidió al liderazgo nacional priorizar los intereses colectivos frente a la creciente crisis haitiana.
Denunció que sectores empresariales privilegian sus beneficios, aunque eso implique vulnerar la soberanía y comprometer la seguridad de República Dominicana.
Durante el simposio “Situación de crisis de Haití y su implicación para la República Dominicana”, Gómez Ramírez criticó con firmeza los intentos por retomar procesos de regularización migratoria, especialmente hacia ciudadanos haitianos en situación irregular.
Llamado al compromiso nacional
Gómez aseguró que el país necesita hoy más que nunca una visión patriótica del trabajo. “Es completamente falso que los dominicanos no quieren trabajar”, sostuvo.
Explicó que el verdadero problema radica en la falta de incentivos, condiciones dignas y sueldos justos para la mano de obra nacional.
El dirigente patriótico afirmó que no se puede seguir apostando a la precarización laboral para reducir costos.
“Lo que necesita el país es que el empresariado actúe con altura y contribuya con un modelo de desarrollo que respete la ley y proteja la estabilidad social”, dijo.
“Los negocios no pueden estar por encima de la patria”
Para Gómez Ramírez, resulta alarmante que, en medio de la profunda crisis haitiana, todavía existan actores internos que pretendan beneficiarse de una migración descontrolada.
“No se puede poner al país en juego para mantener modelos de negocio que funcionan en base a la ilegalidad”, advirtió.
A su juicio, quienes insisten en regularizar a inmigrantes irregulares están enviando una señal equivocada.
“Eso sólo agrava la situación y socava los esfuerzos por recuperar el control migratorio. La experiencia nos dice que estas medidas no resuelven nada, sólo aumentan el desorden”, expresó.
Empleos para dominicanos, no para ilegales
El Instituto Duartiano insistió en que es hora de fortalecer las oportunidades laborales para los dominicanos.
Gómez planteó que es urgente aumentar las compensaciones económicas y profesionalizar áreas que hoy son dominadas por mano de obra extranjera indocumentada.
“La defensa de la frontera también empieza en la economía local. Hay que crear empleos que dignifiquen, que atraigan a nuestros jóvenes, que devuelvan el orgullo de producir aquí mismo, con nuestra gente”, explicó.
Una responsabilidad colectiva
El simposio contó con la participación de expertos en seguridad, derecho, migración y educación, quienes coincidieron en que la presión migratoria haitiana tiene impactos severos sobre la institucionalidad, la salud pública, la seguridad y la economía nacional.
Gómez advirtió que el verdadero riesgo no es solo la entrada masiva de inmigrantes ilegales, sino la normalización de un modelo en el que el Estado cede su soberanía a intereses particulares y presiones externas.
“Este no es un problema de un solo sector. Es una responsabilidad de todos. O defendemos la nación, o la perdemos”, concluyó.
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