El Papa Francisco recordó los devastadores bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, ocurridos hace 79 años.
En su mensaje, el Pontífice resaltó la importancia de la paz y la necesidad de un mundo libre de armas nucleares.
Durante su intervención en el Ángelus dominical, Francisco instó a la comunidad internacional a redoblar esfuerzos para evitar que tragedias como estas se repitan.
El Papa manifestó su dolor por las vidas perdidas en los bombardeos, subrayando que las consecuencias de estos ataques se sienten aún hoy, con miles de personas sufriendo por las secuelas de la radiación.
«El recuerdo de Hiroshima y Nagasaki nos llama a reflexionar sobre el poder destructivo de la guerra y la necesidad urgente de trabajar por la paz», afirmó el Pontífice.
Un llamado a la paz mundial
El Papa aprovechó su mensaje para hacer un llamado a todos los países a comprometerse con el desarme nuclear.
En su discurso, enfatizó que el uso de armas nucleares nunca puede justificarse, y que la única forma de garantizar la seguridad global es a través de la eliminación completa de estas armas.
«La paz no se puede construir sobre la amenaza de aniquilación mutua», sentenció Francisco.
Además, el Pontífice pidió a los líderes mundiales que se enfoquen en la diplomacia y el diálogo como herramientas para resolver conflictos, en lugar de recurrir a la fuerza militar.
Subrayó que la paz es un don que debe ser protegido y promovido por todos, y que cada individuo tiene un papel que desempeñar en este proceso.
«La paz comienza en los corazones de cada uno de nosotros, y es nuestra responsabilidad cultivarla en nuestras comunidades y en el mundo entero», agregó.
Reflexiones sobre la memoria y la reconciliación
En su mensaje, Francisco también reflexionó sobre la importancia de mantener viva la memoria de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki.
Indicó que recordar estas tragedias es esencial para evitar que la historia se repita, y que la reconciliación entre los pueblos es el primer paso hacia un futuro de paz duradera.
«No podemos olvidar el dolor causado por la guerra, pero debemos transformar ese dolor en un compromiso renovado por la paz», concluyó el Papa.
Este llamado a la paz y a la reconciliación se produce en un momento en que el mundo enfrenta múltiples conflictos y tensiones geopolíticas.
El Papa exhortó a todos a trabajar juntos para construir un mundo más justo y pacífico, libre de la amenaza nuclear.
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