Dary Terrero
QUITO. – El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, fue reelegido este domingo 13 de abril tras imponerse en la segunda vuelta electoral con el 56,13% de los votos, frente a su contrincante Luisa González, quien obtuvo el 43,87%, según datos oficiales con más del 75% de las actas escrutadas.
Con esta victoria, Noboa, del partido Acción Democrática Nacional (ADN), se asegura un mandato completo de cuatro años (2025-2029), luego de haber ganado las elecciones anticipadas de 2023 para completar el período inconcluso dejado por Guillermo Lasso.
Un nuevo voto de confianza
La reelección de Noboa es interpretada como un respaldo ciudadano a su estilo de gobierno, centrado en la seguridad, la estabilidad económica y una línea dura contra el crimen organizado.
Su gestión ha estado marcada por decisiones polémicas, como el incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el desmonte gradual de subsidios, así como por el lanzamiento del Plan Fénix, una estrategia integral contra la violencia criminal.
“La democracia ha hablado y el pueblo ecuatoriano ha apostado por la continuidad y el orden. No les fallaré”, expresó Noboa en su discurso de victoria, transmitido en cadena nacional.
Una contienda marcada por la inseguridad
Durante la campaña, la seguridad fue el eje central del debate electoral.
La candidata opositora, Luisa González, representante de la Revolución Ciudadana —movimiento liderado por el expresidente Rafael Correa—, propuso la incorporación de 20,000 nuevos policías y la reactivación de programas sociales.
A pesar de su esfuerzo por captar el voto popular en zonas afectadas por la crisis económica, González no logró superar el rechazo de un amplio sector que asocia al correísmo con corrupción y autoritarismo.
Una presidencia con grandes retos
Noboa tendrá ahora el desafío de gobernar en un contexto de alta polarización, creciente violencia y dificultades fiscales.
Su popularidad, cimentada en un discurso firme y juvenil, deberá sostenerse con resultados concretos en materia de seguridad, empleo y servicios básicos.
A nivel internacional, el presidente también deberá enfrentar las consecuencias diplomáticas de su reciente decisión de ingresar por la fuerza a la embajada de México en Quito para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, medida que ha generado tensiones regionales y cuestionamientos en organismos multilaterales.
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