Este 11 de septiembre se conmemoró el 23º aniversario del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, uno de los eventos más trágicos de la historia reciente de Estados Unidos.
La ceremonia anual, celebrada en el Memorial y Museo del 11-S, reunió a familiares de las víctimas, sobrevivientes y autoridades locales para recordar a los casi 3,000 fallecidos en los atentados del 2001.
Durante el homenaje, se llevó a cabo la tradicional lectura de los nombres de las víctimas, acompañada por momentos de silencio que marcaron los tiempos exactos en que los aviones secuestrados impactaron contra las torres y el Pentágono.
Las campanas sonaron a las 8:46 a.m., la hora en que el primer avión golpeó la Torre Norte, y nuevamente a las 9:03 a.m., cuando el segundo avión colisionó contra la Torre Sur.
Presencia de líderes y actos de solidaridad
El presidente Joe Biden rindió tributo a las víctimas desde Alaska, donde se encontraba en una visita oficial, mientras la vicepresidenta Kamala Harris asistió a la ceremonia en Nueva York junto con otras figuras políticas.
En su discurso, Biden resaltó la valentía de los rescatistas y la resiliencia del pueblo estadounidense ante la tragedia, reafirmando su compromiso de mantener viva la memoria de los caídos.
En varias ciudades del mundo, se llevaron a cabo actos de solidaridad, con monumentos iluminados y banderas a media asta en señal de respeto.
El “Tribute in Light”, un par de haces de luz que se proyectan hacia el cielo donde alguna vez estuvieron las torres, volvió a iluminar el horizonte neoyorquino durante la noche, como símbolo de esperanza y recuerdo.
Impacto duradero del 11-S
El ataque del 11 de septiembre no solo dejó una profunda huella en la historia de Estados Unidos, sino que también cambió el curso de la política global, desatando la llamada “Guerra contra el Terrorismo” y provocando transformaciones en la seguridad nacional.
Los sobrevivientes y las familias de las víctimas continúan luchando por mantener viva la memoria de sus seres queridos, mientras el país sigue enfrentando las consecuencias emocionales, sociales y políticas que dejó el peor ataque terrorista en suelo estadounidense.
La conmemoración anual no solo busca rendir homenaje a quienes perdieron la vida ese día, sino también reafirmar el compromiso de unidad, solidaridad y resistencia que ha caracterizado a Estados Unidos desde aquella fatídica mañana.
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