Una parte de la histórica Torre del Tambor Ming Zhongdu, ubicada en Fengyang, China, se vino abajo este martes, apenas un año después de su costosa restauración.
El desplome parcial de la estructura no dejó heridos, pero sí múltiples interrogantes sobre la calidad de las intervenciones patrimoniales en el país asiático.
La torre, construida originalmente en el año 1375 durante la dinastía Ming, tenía una altura de 46 metros y formaba parte de un conjunto arquitectónico de gran valor histórico y cultural. Su renovación más reciente, finalizada en 2024, representó una inversión de más de 3.4 millones de yuanes.
Cierran el sitio y abren investigación
Luego del colapso, las autoridades de la provincia de Anhui ordenaron el cierre inmediato del sitio turístico para garantizar la seguridad de los visitantes.
Paralelamente, se inició una investigación oficial para determinar si hubo negligencia o errores técnicos en el proceso de restauración.
Como parte del protocolo, se convocó a un equipo de expertos en conservación patrimonial para realizar una evaluación técnica del estado actual de la torre y recomendar las acciones necesarias para su futura restauración o preservación.
Críticas a los estándares de restauración
El incidente ha encendido las alarmas dentro del sector cultural y arquitectónico de China, donde aumentan las preocupaciones sobre los estándares aplicados en la restauración de monumentos históricos.
Algunos analistas señalan que el uso de materiales inadecuados o procesos poco rigurosos podrían estar poniendo en riesgo estructuras valiosas para la identidad nacional.
La Torre del Tambor no era solo una atracción turística reconocida, sino también un ícono del diseño arquitectónico de la dinastía Ming, caracterizada por su monumentalidad y precisión constructiva.
Su colapso parcial representa, para muchos, una llamada de atención urgente sobre la necesidad de mejorar las prácticas de conservación.
El valor simbólico de la torre
Para la ciudad de Fengyang, la torre tenía un significado especial.
Además de su valor histórico, formaba parte del legado del emperador Hongwu, fundador de la dinastía Ming, quien ordenó su construcción como parte de la ciudad imperial de Zhongdu, una de las primeras capitales imperiales de esa era.
Con este nuevo incidente, la gestión del patrimonio histórico en China queda bajo escrutinio, y se espera que los resultados de la investigación oficial definan un nuevo marco de acciones para proteger estas joyas culturales frente a futuras amenazas.
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