China dio un paso significativo hacia la desescalada del conflicto comercial con Estados Unidos, al anunciar la suspensión temporal de varias medidas no arancelarias impuestas a empresas estadounidenses.
Esta decisión, divulgada el miércoles por el Ministerio de Comercio en Beijing, busca reforzar el reciente consenso alcanzado entre ambas potencias durante sus últimas conversaciones de alto nivel.
El gesto chino se produce tras el acuerdo bilateral para reducir los aranceles mutuos, un avance que trae alivio a los mercados globales y a las cadenas de suministro afectadas por años de tensión.
Suspensión por 90 días a modo de tregua
La medida implica una pausa de 90 días en las restricciones aplicadas a decenas de entidades de Estados Unidos, entre ellas sanciones y controles de exportación.
Según el portavoz del Ministerio de Comercio, el objetivo es facilitar la implementación de los compromisos alcanzados con Washington durante el más reciente diálogo económico y comercial.
Con esta acción, Beijing pretende demostrar buena voluntad y abrir un nuevo canal de cooperación que permita avanzar hacia un acuerdo más duradero.
“Listas de entidades no confiables” quedan en pausa
Entre las medidas suspendidas se encuentran las sanciones incluidas en las llamadas “listas de entidades no confiables”, una herramienta empleada por China como respuesta a sanciones previas de Estados Unidos.
Estas listas habían sido anunciadas en abril y representaban un obstáculo clave para la reanudación plena del comercio bilateral.
Al suspenderlas, China busca reducir el riesgo para empresas tecnológicas, industriales y logísticas estadounidenses que operan en su territorio.
Impulso a la estabilidad económica global
La relajación de tensiones entre las dos mayores economías del mundo genera un efecto positivo inmediato en los mercados internacionales.
Empresas multinacionales y actores financieros reaccionaron con optimismo ante la posibilidad de una tregua prolongada que limite las represalias cruzadas.
Además, la decisión se considera estratégica para garantizar la estabilidad de las cadenas globales de suministro, especialmente en sectores sensibles como los semiconductores y la manufactura avanzada.
Contexto de años de conflicto comercial
Desde 2018, China y Estados Unidos han estado envueltos en una guerra comercial marcada por la imposición de aranceles y sanciones tecnológicas.
La administración anterior en Washington intensificó las restricciones sobre firmas chinas, lo que llevó a Beijing a adoptar contramedidas similares.
Sin embargo, la presión de actores económicos y diplomáticos ha impulsado un cambio de tono en ambos países, especialmente en un momento de recuperación económica global.
Un paso hacia una relación más estable
La suspensión anunciada no representa un acuerdo final, pero sí una señal concreta de que ambas partes están dispuestas a avanzar hacia una relación más equilibrada.
Expertos señalan que este tipo de gestos fortalecen la confianza mutua y pueden allanar el camino para resolver disputas estructurales más profundas.
Los próximos meses serán cruciales para evaluar si esta tregua comercial se transforma en un acuerdo sostenible que beneficie a ambas economías.
–MÁS
Agregar comentario