La noche del jueves 20 de marzo, la estación del Metro de Santo Domingo en la parada Ulises Francisco Espalliat sufrió un apagón que dejó a los usuarios en completa oscuridad.
Esta interrupción del servicio eléctrico generó gran preocupación y desorden entre los pasajeros, quienes se vieron obligados a alumbrarse con la luz de sus celulares.
El apagón y sus consecuencias inmediatas
A medida que la luz se apagaba, los usuarios no tuvieron otra opción que usar sus teléfonos móviles para poder ver por dónde caminaban.
Sin embargo, la luz de los celulares no era suficiente para garantizar la seguridad en la estación, especialmente cuando se trataba de personas que descendían las escaleras.
Muchos de los pasajeros se vieron obligados a bajar por las escaleras en total oscuridad.
Este escenario resultó ser un riesgo significativo, dado que algunas personas no podían identificar claramente los escalones, lo que aumentaba la posibilidad de caídas o accidentes.
Además, los que se encontraban cerca de las vías del tren enfrentaban un peligro aún mayor, ya que el riesgo de caer a las vías o perder el equilibrio era considerable.
Falta de medidas de seguridad durante la emergencia
La falta de iluminación adecuada dejó al descubierto las deficiencias en la infraestructura de la estación.
A pesar de que el apagón afectó solo a una parte de la estación, el riesgo de que los usuarios pudieran verse involucrados en un accidente se incrementó exponencialmente debido a la falta de medidas de seguridad en caso de una emergencia como esta.
No había personal disponible en la estación del metro para guiar a los pasajeros ni para garantizar que el proceso de evacuación fuera seguro.
Los usuarios, muchos de los cuales se mostraron visiblemente molestos, hicieron comentarios acerca de la falta de preparación ante situaciones imprevistas como esta.
Además, las autoridades encargadas de la estación no proporcionaron información inmediata sobre la causa del apagón ni sobre el tiempo estimado de resolución del problema.
Reacciones de los pasajeros
Varios pasajeros expresaron su preocupación por la seguridad, señalando que situaciones como estas podrían haber sido mucho más graves.
Al no contar con una adecuada iluminación, varios indicaron que sentían miedo de caminar por las áreas oscuras, especialmente aquellas cercanas a las vías del metro.
Algunos pasajeros intentaron hacer contacto con personal de seguridad para solicitar ayuda, pero la falta de respuesta oportuna intensificó el malestar generalizado.
Las críticas también apuntaron hacia la falta de planes de contingencia que pudieran haber permitido una rápida resolución de la situación y garantizado la seguridad de los viajeros.
El impacto del apagón en la percepción del servicio
Este apagón ha afectado negativamente la percepción pública del servicio en la estación Ulises Francisco Espalliat.
Muchos de los usuarios del metro destacaron que, además de la incomodidad, la falta de medidas preventivas ante una emergencia de este tipo deja claro que aún existen serias fallas en el sistema de transporte público.
Aunque la situación fue finalmente resuelta, el incidente ha dejado una sensación de inseguridad y ha incrementado las críticas hacia la falta de preparación de la estación para enfrentar contingencias.
En un servicio de transporte tan utilizado, la seguridad debe ser siempre una prioridad, y eventos como este demuestran que aún queda mucho por hacer para garantizar el bienestar de los pasajeros.
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