A dos meses de ser exaltado al Salón de la Fama del béisbol, David Ortiz procura disfrutar cada momento de su vida luego de haber sido baleado en la República Dominicana hace tres años.
“Sin ninguna duda”, dijo el lunes a The Associated Press durante su torneo de benéfico de golf.
“La vida sigue. No se sabe lo que pasará después”, añadió al recorrer el campo en un carrito de golf para después sacarse fotos con los jugadores participantes. “Tienes que concentrarte en hacer las cosas bien y velar por la gente que te acompaña”.
En junio de 2019, Ortiz resultó herido cuando un hombre se bajó de una motocicleta y le disparó a la espalda desde corta distancia. Los médicos en la República Dominicana le extirparon la vesícula y parte de los intestinos tras ser baleado y tuvo que someterse a otras cirugías en Estados Unidos.
El toletero de los Medias Rojas fue elegido al Salón de la Fama en su primera oportunidad dentro de la votación de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica. Logró captar al 77,9% de los votos — justo por encima del mínimo de 75% que se requiere.
Asegura que la elección le ha cambiado la vida.
“Bueno, ya era un tipo bien ocupado. Ahora, estoy súper ocupadísimo”, bromeó al autografiar unas cuatro docenas de pelotas de béisbol, unas cuantas bolsas de golf y unas pelotitas antiestrés.
Luciendo un gorro del Salón de la Fama, con el logo adelante y Cooperstown atrás, Ortiz calculó que ha firmado unas 3 millones pelotas de béisbol en su carrera. Señaló que el cariño que los aficionados le profesan es algo que nunca se tomará a la ligera.
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