Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, está tomando medidas significativas para ampliar su producción de energía verde con el objetivo de diversificar su economía y reducir su dependencia del petróleo. Esta ambiciosa iniciativa forma parte de la «Visión Saudí 2030», un plan estratégico que busca transformar la economía del país y posicionarlo como un referente mundial en la lucha contra el cambio climático. Pero, ¿abandonará realmente Arabia Saudita su dependencia del petróleo?
Uno de los proyectos más destacados de esta visión es «The Line», una ecociudad diseñada para ser completamente neutra en carbono. Este desarrollo pretende albergar a nueve millones de personas en una franja de 170 km de rascacielos, a 500 metros sobre el nivel del mar. Sin carreteras ni autos, y con cero emisiones, esta ciudad funcionará exclusivamente con energías renovables.
La Visión Saudí 2030
La «Visión Saudí 2030» es una hoja de ruta ambiciosa que busca alejar a la mayor potencia petrolera del mundo de los combustibles fósiles. El objetivo del reino es obtener el 50% de su energía de fuentes renovables para 2030. Actualmente, el 99% de su energía proviene de combustibles fósiles, lo que hace que este objetivo parezca difícil de alcanzar.
Jim Cran, especialista en geopolítica de la energía, y Karim El Gendi, consultor climático, han expresado escepticismo sobre la capacidad de Arabia Saudita para alcanzar estos objetivos. A pesar de ello, el príncipe heredero Mohammed Bin Salman está haciendo un esfuerzo considerable en este sentido, y su éxito como gobernante podría juzgarse por su capacidad para implementar esta transición hacia la energía verde.
La Realidad de la Dependencia del Petróleo
A pesar de sus ambiciosos planes de energía verde, Arabia Saudita no muestra signos de abandonar su dependencia del petróleo. La compañía petrolera nacional, Aramco, sigue siendo una de las más grandes y rentables del mundo, con un beneficio récord de 160.000 millones de dólares en 2022. Este fondo de reserva impulsa la «Visión 2030», haciendo que el plan parezca paradójico.
El reino planea seguir extrayendo tanto petróleo como sea posible y aumentar la producción de gas natural en un 50%. Además, continúa buscando nuevos mercados para exportar sus combustibles fósiles, con un enfoque en Asia y África.
Gestión del Carbono y el Escepticismo
En la conferencia climática COP28, Arabia Saudita argumentó que las emisiones de carbono de los combustibles fósiles no son un problema si el CO2 se recicla o almacena bajo la superficie terrestre. Sin embargo, expertos como Karim El Gendi creen que esta tecnología no estará disponible a gran escala hasta 2040, lo cual es un riesgo considerable dado el poco tiempo que queda para abordar la crisis climática.
Conclusión
Arabia Saudita se encuentra en una encrucijada entre sus planes de expansión de la energía verde y su dependencia del petróleo. Mientras el país avanza hacia un futuro más sostenible, sigue promoviendo sus recursos fósiles en los mercados internacionales. Aunque los esfuerzos por diversificar su economía son notables, queda por ver si podrá equilibrar sus ambiciosos objetivos ecológicos con su realidad económica basada en el petróleo. De lograrlo, Arabia Saudita podría situarse en una posición más poderosa y rentable que nunca.
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