Dary Terrero
La procuradora adjunta Yeni Berenice Reynoso planteó este jueves una reflexión que ha sido interpretada como una respuesta indirecta a las discusiones actuales sobre los límites de la libertad de expresión y el respeto a los derechos de los demás en República Dominicana.
Durante una intervención pública, la magistrada expresó: “¿Y cuál es el mejor mecanismo para saber si estoy respetando o no el derecho del otro? ¿Eso que estoy haciendo a mí me gustaría que me lo hicieran a mí? ¿O yo estoy entendiendo que ese comportamiento daña a los demás?”.
Sus palabras han generado atención debido al contexto político y jurídico en el que se producen: un escenario nacional marcado por el debate sobre un controversial proyecto de ley que busca penalizar el llamado “discurso de odio”, y que ha sido objeto de rechazo por diversos sectores sociales.
Contexto del discurso y repercusiones
El planteamiento de Yeni Berenice puede entenderse como una invitación a evaluar la conducta individual desde la conciencia social, apelando a la empatía como mecanismo de autorregulación ética.
Esto adquiere especial relevancia en medio de propuestas legislativas que intentan establecer límites jurídicos al discurso, como el proyecto impulsado por el senador Rafael Barón Duluc Rijo.
Diversos sectores han advertido que ese tipo de legislación podría abrir la puerta a restricciones inconstitucionales de derechos fundamentales como la libertad de expresión y el derecho a la crítica.
Sin embargo, otros consideran que es necesario poner freno a expresiones que incitan a la violencia o la discriminación.
En este escenario, la reflexión de Berenice Reynoso cobra fuerza como una tercera vía: más que prohibir, propone reflexionar y asumir responsabilidad individual.
El derecho ajeno y el rol del Estado
La funcionaria judicial ha sido reconocida por su firme postura en la defensa del orden constitucional, el debido proceso y el equilibrio entre derechos.
Sus declaraciones parecen reafirmar esa visión: no se trata de silenciar voces, sino de fomentar una ciudadanía capaz de reconocer cuándo su libertad afecta la de los demás.
“La clave es preguntarse si lo que estoy haciendo daña a los demás. Eso es conciencia ciudadana”, interpretó un jurista consultado sobre el mensaje de la procuradora.
La referencia implícita al principio kantiano de la reciprocidad —“no hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”— también apunta a una cultura jurídica y ética donde la ley no es el único límite, sino también la empatía.
Debate pendiente sobre libertad de expresión
En la actualidad, diversos colectivos, como la Antigua Orden Dominicana, han convocado protestas contra proyectos de ley que consideran restrictivos o peligrosos para las libertades públicas.
El próximo viernes 23 de mayo se prevé una nueva movilización contra lo que se percibe como una amenaza al derecho a disentir.
Frente a este panorama, las instituciones y los ciudadanos enfrentan el desafío de garantizar un clima de convivencia democrática que permita la libre expresión sin renunciar a la responsabilidad sobre sus efectos.
La frase de Yeni Berenice puede ser, en ese sentido, más que una opinión personal: una invitación a equilibrar derechos y deberes desde la conciencia de cada uno.
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