El Viernes Santo es una de las fechas más solemnes del calendario litúrgico cristiano.
En este día se recuerda la pasión, crucifixión y muerte de Jesús en el monte Calvario, un acontecimiento central para la fe de millones en todo el mundo.
Se conmemora dentro de la Semana Santa y forma parte del Triduo Pascual, que inicia el Jueves Santo y culmina con la Vigilia Pascual el Sábado de Gloria. Durante esta jornada, los creyentes dedican tiempo a la oración, el recogimiento y la meditación sobre el sacrificio de Cristo.
El Viernes Santo también es conocido como Viernes Grande o Viernes Negro en varias regiones, nombres que reflejan la intensidad emocional y espiritual de la fecha.
A diferencia de otros días del año, en el Viernes Santo no se celebra la eucaristía. En su lugar, se lleva a cabo la Liturgia de la Pasión del Señor, una ceremonia marcada por el silencio, la lectura de la Pasión según el Evangelio de San Juan y la adoración de la cruz.
Las iglesias lucen austeras. No hay música festiva, ni se encienden velas en el altar. Las imágenes se cubren con telas oscuras, y el ambiente invita al recogimiento. Este día, el centro de la celebración es la cruz, símbolo del amor y del sacrificio redentor.
Muchos fieles participan en procesiones y representaciones del Vía Crucis, una tradición que revive los pasos de Jesús hacia su crucifixión. En varios países de América Latina y Europa, estas actividades reúnen a comunidades enteras.
El Viernes Santo representa el momento en que Jesús, siendo inocente, entrega su vida por la humanidad. Su muerte no es vista como una derrota, sino como un acto supremo de amor y obediencia a la voluntad divina.
Para los cristianos, este sacrificio abre las puertas a la redención y a la vida eterna. La cruz deja de ser un símbolo de sufrimiento para convertirse en señal de esperanza.
En este día se invita a reflexionar sobre el perdón, la misericordia y la capacidad de amar incluso en medio del dolor. El mensaje del Viernes Santo trasciende la religión, tocando valores universales como el sacrificio y la entrega desinteresada.
Cada país vive el Viernes Santo a su manera, con una mezcla de tradición, fe y cultura. En República Dominicana, por ejemplo, muchas personas viajan al interior del país para compartir en familia o asistir a actos religiosos.
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