Un apagón general dejó sin electricidad a gran parte de Puerto Rico desde el mediodía del miércoles, generando una crisis energética justo en los días más activos de la Semana Santa.
La interrupción del servicio eléctrico afectó severamente a sectores clave como el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, varios hospitales y hoteles repletos de turistas.
El caos se apoderó de la isla mientras cuadrillas de técnicos trabajaban durante la madrugada del jueves para restablecer el suministro en medio de altas temperaturas y una demanda eléctrica crítica.
Según datos oficiales, más de 1.4 millones de clientes quedaron a oscuras tras el fallo del sistema. La magnitud del apagón afectó casi todos los municipios del país, impactando tanto zonas urbanas como rurales.
A medida que pasaban las horas, el restablecimiento fue lento. Al cierre del jueves, solo el 16 % de los afectados había recuperado el servicio eléctrico, dejando a la mayoría en total incertidumbre.
El apagón también provocó que al menos 328,000 personas quedaran sin agua potable, ya que muchas estaciones de bombeo dependen directamente de la red eléctrica para operar.
El corte de energía ocurrió en pleno auge turístico, con hoteles llenos de visitantes y aeropuertos operando bajo tensión. La falta de electricidad forzó el cierre de múltiples negocios, restaurantes y centros comerciales.
El tráfico colapsó en distintas áreas debido a la falla de los semáforos. Muchos conductores se vieron obligados a desviar sus rutas o a esperar durante horas en congestionamientos interminables.
Supermercados y farmacias experimentaron un aumento en la demanda de velas, baterías, hielo y agua embotellada, mientras cientos de personas se preparaban para pasar la noche sin energía.
Segunda falla en menos de cuatro meses
Este apagón masivo es el segundo que ocurre en Puerto Rico en menos de cuatro meses. El anterior, registrado en Nochevieja, también dejó sin servicio a gran parte de la isla, generando preocupaciones sobre la estabilidad del sistema eléctrico.
La empresa encargada de la distribución eléctrica, LUMA Energy, explicó que la falla fue ocasionada por un desperfecto técnico en una subestación clave, pero no ofreció detalles concretos sobre el origen exacto del problema.
Las autoridades locales estiman que el 90 % del servicio podría estar restaurado entre 48 y 72 horas después del colapso, aunque la población mantiene sus reservas frente a esas proyecciones.
Inquietud entre ciudadanos y autoridades
El apagón ha generado malestar y desconfianza entre la ciudadanía, que cuestiona la capacidad de respuesta de las autoridades energéticas y la preparación del sistema ante eventualidades.
El gobernador Pedro Pierluisi exhortó a la población a mantener la calma y aseguró que todas las agencias gubernamentales trabajan de manera coordinada para acelerar la recuperación del servicio.
A pesar del esfuerzo, muchos ciudadanos expresaron su frustración por redes sociales, señalando que la situación se ha convertido en una constante que afecta la calidad de vida en la isla.
Expertos en energía y legisladores locales insisten en que Puerto Rico necesita una reforma estructural profunda en su sistema eléctrico, cuya fragilidad ha quedado expuesta en múltiples ocasiones.
La falta de inversión, la antigüedad de las infraestructuras y la dependencia de fuentes fósiles agravan la vulnerabilidad del sistema, especialmente en momentos de alta demanda como Semana Santa o temporada ciclónica.
Mientras tanto, miles de puertorriqueños continúan enfrentando noches sin luz ni agua, esperando respuestas claras y soluciones sostenibles a una crisis energética que se repite con preocupante frecuencia.
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