Ginebra, (EFE).- La Organización Meteorológica Mundial (OMM), una de las agencias de Naciones Unidas, confirmó que 2022 fue el quinto o sexto año más cálido desde que se tienen registros, con una temperatura 1,15 grados por encima de la media de los niveles preindustriales (1850-1900).
De acuerdo con el informe sobre el estado del clima mundial presentado este viernes, en el pasado año el cambio climático continuó avanzando, por lo que «sequías, inundaciones y olas de calor afectaron a comunidades de todos los continentes, ocasionando pérdidas por valor de miles de millones de dólares».
La quinta o sexta posición -el puesto varía ya que se utilizan en las comparaciones seis registros históricos del clima de diferentes agencias- se dio incluso aunque 2022 estuvo influido por el fenómeno climático de La Niña, normalmente asociado a un enfriamiento del planeta y que se prolonga desde hace tres años, una duración extremadamente rara.
OCHO AÑOS CONSECUTIVOS DE MÁXIMOS
El ascenso medio de temperatura el pasado año, cercano una vez más a los 1,5 grados que pone de límite el Acuerdo de París para evitar efectos aún más catastróficos del cambio climático, supone además que el periodo comprendido entre 2015 y 2022 marca los ocho años más cálidos en los registros, siendo 2016 el más caluroso (1,28 grados más que la media en la era preindustrial).
Aunque la OMM no dispone aún de cifras completas para 2022 de concentración de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, la agencia de Naciones Unidas recordó que en 2021 se alcanzaron niveles récord.
En el caso del dióxido de carbono, el principal gas causante del efecto invernadero, se alcanzaron en 2021 las 415,7 partes por millón (un 149 % más que en la era preindustrial), mientras que las de metano alcanzaron las 1,9 partes por millón (un 262 % más) y las de óxido nitroso subieron a 0,33 partes por millón (un 124 % más).
La OMM registró también niveles récord en el deshielo de los glaciares (con una reducción media de espesor de 1,3 metros entre octubre de 2021 y el mismo mes de 2022) y en la subida del nivel del mar, causado unos efectos que «proseguirán durante miles de años», alertó el informe.
EL NIVEL DEL MAR SUBE CADA VEZ MÁS RÁPIDO
La organización con sede en Ginebra recordó que el nivel del mar está aumentando de forma acelerada: si en el decenio 1993-2002 lo hacía a un ritmo de 2,27 milímetros anuales, en el periodo 2013-2022 la velocidad se ha duplicado hasta los 4,62 milímetros anuales.
Otro problema en los océanos derivado del cambio climático, la acidificación derivada del dióxido de carbono que absorben sus aguas, ha provocado que el PH de la superficie de mar abierto se encuentre en su nivel más bajo en 26.000 años, lo que puede tener graves consecuencias para la vida marina, advierte la OMM.
«El clima sigue cambiando, mientras las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos», resumió al presentarse el informe el secretario general de la OMM, el finlandés Petteri Taalas.
Entre esos fenómenos extremos, que con el cambio climático se están haciendo cada vez más frecuentes, destacaron el año pasado inundaciones sin precedentes en Pakistán, graves sequías en África Oriental o las olas de calor, que sólo en cinco países europeos (España, Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido) causaron 15.000 muertos según recordó la OMM.
FLORES Y PÁJAROS REVELAN EL CAMBIO
El informe, que se publica en la víspera de la celebración este sábado del Día de la Tierra, alerta que el cambio climático está afectando a fenómenos naturales tales como el tiempo de floración de los árboles o la migración de las aves.
Por ejemplo, la floración de cerezos en Japón, documentada desde el año 801, se inició en 2021 el 26 de marzo, la fecha más temprana en 1.200 años de registros, aunque en 2022 volvió a empezar un poco más tarde, el 1 de abril.
De manera similar, los tiempos de llegada en primavera de 117 especies de aves migratorias europeas observados en el último medio siglo muestran niveles crecientes de desajuste con respecto a otros fenómenos de la estación como la foliación de las plantas o el vuelo de los insectos, fundamentales para la supervivencia de los pájaros.
«Es probable que estos desajustes hayan contribuido al declive de las poblaciones de algunas especies migratorias, en particular las que invernan en países de África Subsahariana», admite la OMM.
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